miércoles, 7 de junio de 2017

Viaje de un gevato por Tierra Santa y Jordania (2)

6 de mayo. Muy temprano, antes de desayunar, asistimos a una misa en la Gruta del Nacimiento: ¡impresionante! Después nos desplazamos a la pequeña localidad de Ein Karem. Primero visitamos el santuario de la Visitación, donde la Virgen fue a visitar a su prima Isabel al conocer que ella también esperaba un hijo, a pesar de su avanzada edad. 


Luego fuimos el santuario de San Juan Bautista, en cuya parte izquierda hay una gruta, un lugar vinculado  a la vivienda de Zacarías e Isabel, y el nacimiento de Juan Bautista. 

Más tarde fuimos a Jerusalén, donde hicimos un recorrido por la parte nueva. Llegamos hasta el gran candelabro de los 7 brazos, de bronce, sito enfrente del Parlamento o Knesset; está rodeado, como casi toda la ciudad nueva, de verde y en este lugar, más en concreto, de rosales. 


Regresamos a Belén y, agregándonos  a otros grupos de peregrinos, hicimos la procesión. Salimos de la iglesia de los franciscanos, llamada santa Catalina, que está adosada a la Basílica de la Natividad. En el recorrido pasamos nuevamente por la Gruta del Nacimiento. Hicimos una comida sencilla, pero extraordinaria, en la Casa Nova, el comedor donde comió no hace mucho tiempo el papa Francisco; bien es cierto que tanto los espaguetis como el pollo fueron de 5 estrellas, y la sandía, de 5 pipas, como dijo nuestro buen amigo Paulino. 

Por la tarde fuimos a la pequeña aldea de Beit Sahur, donde se halla el Campo de los Pastores; vimos algunas cuevas en las que habitaban éstos y a quienes un ángel les dio la gran noticia del nacimiento del Niño Dios; allí han levantado el Santuario Gloria in Excelsis. 


Regresamos a Belén, donde entramos en la Basílica de la Natividad, acabando nuevamente, esta vez con más calma, en la Gruta del Nacimiento para venerar y adorar la estrella de 14 puntas con la inscripción “Aquí nació Jesucristo de la Virgen María”.


En la Gruta de Belén también vimos  el altar de los Magos y el pesebre.


7 de mayo. Traslado a Betania, lugar en el que tuvo lugar la resurrección de Lázaro; hay levantada una iglesia con el nombre de Marta y María. 


Pasamos por el desierto de Judea y llegamos a Qasr-el-Yahud, lugar del bautismo de Jesús en el río Jordán. Alisha, niña de 3 meses, fue bautizada y los peregrinos renovamos nuestras promesas bautismales. 


Nos trasladamos a Jericó, un Oasis, formado por el manantial de Eliseo, que convirtió el agua amarga en agua  dulce.


Visitamos las ruinas de la ciudad, la más antigua del mundo: data de 8000 años a.C.; contemplamos el Monte de la Cuarentena o de las Tentaciones y comimos. 

Nos dezplazamos hacia Qumran, donde primero visitamos el Centro de Interpretación; luego acudimos a ver in situ las excavaciones del monasterio Esenio y la panorámica de las cuevas donde se encontraron, dentro de unas vasijas, los conocidos como Pergaminos del Mar Muerto. 


Fuimos al Mar Muerto, de 71 kilómetros de largo por 16 de ancho y a 398 metros bajo el nivel del mar Mediterráneo; no nos faltó tiempo para darnos un baño. 


De regreso visitamos el hermoso monasterio griego-ortodoxo de Saint Gerassimos, en el que me llamó la atención, en otras muchas cosas, una pintura dedicada a la Dormición de la Virgen, como la denominan. 

De allí nos trasladamos a ver una panorámica del desierto de Judea y en la ladera de un inmenso desfiladero muy empinado y profundo vimos colgado el monasterio griego-ortodoxo de san Jorge de Coziba: espectacular. 


Finalmente nos trasladamos a Jerusalén.

(Fotografías: Juan-Miguel Montero Barrado)

No hay comentarios:

Publicar un comentario